Bed and breakfast Koka Roka

Simplemente por casualidad nos topamos con este pequeño y desconocido oasis alejado del ajetreo de Kalambaka. Me sentí como si estuviera en un sueño (el viajar hace eso también) pero el lugar se presta al entorno. Ciertamente intimidado por las alturas, sentí que la subida al camino del monasterio más cercano a Koka Roka era menos desafiante y una experiencia más completa que la subida por la carretera en coche. Una vez llegas a la cima, las vistas te sorprenden de repente y una vez en el monasterio, el monje o cura tenía un aire místico al compartir un mensaje para todos aquellos que quisiéramos llegar a la Verdad. La comida, el vino y la hospitalidad de Tsakis y familia, y otros huéspedes. Verdaderamente maravilloso.