The Eiders

Desde el mismo momento que reservaba mi habitación me di cuenta de que me encontraba en buenas manos. Llegas y lo primero que hacen es ofrecerte un piscolabis tras los rigores del viaje, de hecho sientes inmediatamente que la tensión se desvanece. El entorno es precioso, se ven pájaros y patos de adorno que te amenizan ya en la misma puerta de tu habitación. Después dimos una vuelta por la habitación y el comedor donde se sirve el desayuno. Parecen estar dispuestos a todo, además el servicio que prestan es apto para jóvenes, mayores, amantes de la naturaleza y para los que se interesan por la elaboración y consumo de los alimentos. Y luego estaba la piscina... ¡que maravilla! Después de comer en un pub local (a poca distancia, por lo que no es necesario llevar coche) nos fuimos a la cama. Nos despertamos para degustar un delicioso desayuno que consistía en sólo productos de la tierra y se notaba la diferencia por su sabor. A partir de ahí ya estábamos preparados para pasar el día. ¡Qué más se puede pedir! No tengo palabras suficientes para alabar este lugar. La relación calidad-precio es extraordinaria, es más, pienso reservar en este paraíso cuando vuelva para disfrutar de las maravillas de Norfolk.