Düsternbrook Safari Guest Farm

Fue la ultima noche en Namibia. Reservamos el Hippo chalet, pero antes de todo (gracias a los buenos horarios) hemos hecho 2 actividades: Cats unlimited y Game drive. "Cats" - es una actividad , que dura unos 90 min. para ver como dan de comer a las 2 cheetahs y al leopardo, que son acogidos de pequeños, por que a su madre han matado y no pueden ser introducidos en la libertad. Os recogen en cómodos coches para 9 personas cada una y os llevan a los terrenos que están a una pequeña distancia de la recepción. Fue muy interesante ver el comportamiento de los felinos, especialmente el del leopardo, por que en la libertad es casi imposible de ver. Magnifica actividad. Justo después nos llevaron a Game drive. El coche ya no era tan comodo y el chico parecía poco interesado en buscar a los animales y no paraba siempre, cuando lo han pedido, pero hemos podido ver algunos, en considerable distancia. De los casi 3 horas de drive - el Game en sí fue una hora. Pero, creo, que todo depende del conductor y un poco de la suerte, porque al día siguiente temprano, hemos podido hacer el Moutain escenic drive con otro conductor - mayor y con experiencia, que fue muy atento y disfrutamos muchísimo. Las vistas son inigualables y hemos visto mas animales que en game drive del día anterior. El ha podido ver a la distancia a los animales, que hemos todavía no los hemos visto y nos ha hablado un poco de la zona. Este fue sin duda una actividad muy bonita y muy recomendable. Ya muy entrada la tarde y con la noche pisando nos los talones recibimos una sorpresa: nos ofrecieron la Africa room, para no subir de noche a la montaña y por que para esta noche anunciaban una tormenta (que fue muy fuerte). Al entrar - no me lo podido creer. La habitación fue preciosa, con la cama hecha de troncos de los arboles. Todo amueblado con mucho gusto y muy limpio. Las vistas son preciosas y en la parte de atrás hay un porche para poder tomar la matutina taza del café. No es muy grande, pero cómoda, con la cama King size, con el dosel. Estuvimos encantados. La comida es un punto aparte. Por el precio bastante bajo, comparado con los otros establecimientos, nos sirvieron unos suculentos platos caseros. Los dueños comparten la comida y dan explicación de cada plato o simplemente charlan con los huéspedes. No os quedareis con el hambre, por que la comida reponen. El desayuno- bufet lo sirven en la terrassa de la casa principal, donde se pueden ver las fotos antiguos y donde casi todo está dejado tal, cual lo era hace tiempo. Las vistas...... No he podido creer que nuestro ultimo dia será un regalo.