Riad Dar Dounia

Entorno y lugares cercanos: El Riad Dar Dounia se encuentra en la medida, a pocos minutos de la famosa y bulliciosa plaza Yamaa el Fna, a pesar de lo caótica y laberíntica que puede parecer la medina, no resulta difícil encontrar el alojamiento, gracias a las indicaciones que nos facilitó Greard y que comentaré más adelante. La ubicación es perfecta, pues queda cerca de la mayoría de museos, palacios y demás puntos de interés de la ciudad, lo que lo convierte en punto de partida idóneo para excursiones a pie sin necesidad de requerir transporte, para excursiones más alejadas Gerard ofrece servicio de chofer, que también comento más adelante. Por la noche no es una zona ruidosa y se puede descansar tranquilamente. El Riad: El riad está decorado con gusto y cuidando los detalles, todas las estancias comunes resultan acogedoras y cuanto más nuestra luminosa suite, cuenta con el dormitorio principal con una cama amplia, cómoda y calentita y dos útiles armarios empotrados, una salita privada con un tragaluz en forma de claraboya una mesa y un sofá, y un cuarto de baño con ducha. El riad es una casa antigua y reformada, por lo que conserva todo su encanto original: como zonas comunes tiene el patio / claustro y la terraza, resulta muy relajante estar en ellas para descansar, leer y escuchar los pajarillos. El comedor, pequeñito y acogedor, decorado con cojines y tapices, se mantiene siempre calentito pare refugiarse de las frescas mañanas de Marrakech a la hora del desayuno. El Servicio: Todo este Riad nos resultó maravilloso, pero si tengo que destacar algo es el servicio y atención que nos brindó Gerard desde el primer momento, desde antes siquiera de cruzar la puerta. Nos ofreció servicio de chofer que aguardo paciente en el aeropuerto y nos llevó hasta la puerta del riad, una vez ahí nos recibió Gerard, con una sonrisa de oreja a oreja, ya acomodados en nuestra suite nos dio una serie de valiosos consejos para el día a día en Marrakech que nos fueron realmente útiles. Como comentaba anteriormente, la medina resulta laberíntica y la anárquica distribución de sus callejones puede hacer que pierdas la orientación al girar cualquier esquina, pues bien, Gerard nos facilitó un plano dibujado a mano con indicaciones a puño y letra de varios puntos de referencia para ubicarse y encontrar el Riad, además nos acompañó el primer día hasta la plaza añadiendo todavía más indicaciones, gracias a ello no nos desorientamos en ningún momento. Gerard ofrece posibilidad de contratar a un precio justo y razonable, a diferencia de lo que se ofrece en la ciudad, una excursión de varios sitios de interés que incluye varios en el extrarradio de la ciudad, todo ello con chofer desde la puerta del hotel hasta cada uno de los sitios y vuelta, sin prisas ni ataduras, te va acercando a cada uno de los sitios para que te tomes el tiempo necesario en realizar la visita, hacer fotos, comer algo, … mientras él aguarda por la zona, una vez finalizado el tour te lleva de vuelta hasta la puerta del riad. El servicio es atento, personalizado y a todas horas, llegamos a bromear con otros huéspedes diciendo que el pobre Gerard parece que no duerme, ya que llegues a la hora que llegues siempre te abre la puerta y te recibe amablemente La comida: Los desayunos típicos de la zona, abundantes y deliciosos: Té y/o café, tortillas con comino, crepes marroqúis, yogures, mantequilla y mermeladas, un buen surtido de productos que nos ayudan a tomar fuerzas para afrontar el día de caminatas. Existe también la posibilidad de quedarse a cenar, lo hicimos la noche de navidad y fue todo un acierto, pues nos juntamos a la mesa con otros huéspedes, una familia holandesa que nos cayó muy bien y con Gerad, una entrañable velada de intercambio de experiencias, disfrutando de un sabroso cuscús especial para la ocasión al que bautizaron como el “cuscús de Noél” (como papá Noel ;)) Resumen: Inolvidable la experiencia vivida aquí, maravillosa idea la de juntarse varios huespedes y el propio dueño a la hora del desayuno/cena para intercambiar hablar e intercambiar experiencias. Si volviese a Marrakech tengo claro que volvería a este sitio, guardamos muy buen recuerdo y nos han tratado realmente bien, resulta imposible recordar a Gerard y no sonreír.