Árból Guesthouse

Llegamos aquí de casualidad en marzo, ya que nos quedamos atrapados por una tormenta en Husavik y no teniamos alojamiento. Nos acabamos quedando dos noches y fue todo un acierto. El propietario, que creo que se llamaba Tolli ( no sé si se pronuncia así), fue encantador, charming que dicen los ingleses. La casa, una de las más antiguas del pueblo, estaba limpísima y en muy buenas condiciones, en pleno centro del pueblo. Las recomendaciones para comer fueron geniales, así como nos daban descuento para reservar la visita a las ballenas y el spa que estaba al lado del acantilado( que no recuerdo el nombre pero que merecía mucho la pena). El propietario tuvo geniales detalles, como incluso recogernos después de la visita a las ballenas porque sabía que estaríamos congelados. Fue un detalle que no esperábamos y estaremos eternamente agradecidos!! Lo único, que no se podía usar la cocina porque había habido recientemente algún accidente doméstico creemos. Pero, si tenemos la suerte de volver a Húsavik, 100% volveremos a este sitio! Mil gracias por todo!