Green Lodge Moorea

Nos hospedamos en la habitación con vistas a la piscina, y no fue lo que nos esperábamos. Está en la casa principal, donde vive la familia. Tiene entrada independiente, pero hay una puerta que comunica, se escuchan todos los ruidos y te hace sentir incómodo.Pero lo peor no fue eso, sino encontrarnos que en la habitación había algún animal, creemos que un ratón. Se escuchaba por la noche caminado y mordiendo cosas, muy desagradable.La localización es buena, pero hay que tener en cuenta que se escuchan aviones de hélices despegando y aterrizando a menudo.El restaurante del hotel estaba cerrado, la opción más cercana está a 1 km caminando, pero como la zona del hotel no está iluminada y hay muchos perros sueltos que te persiguen ladrándote, casi mejor tener coche para moverte.Como último comentario, desde que llegamos a Polinesia en todos los hoteles nos despidieron con collares de cochitas, y algunos nos recibieron con collares de flores pero aquí nada ni al llegar ni al salir. Le faltan ese tipo de detalles que te hacen sentir especial durante tu viaje.