Posthotel Mayrhofen

Una amiga y yo nos hemos alojado en el PostHotel Mayrhofen del 21 al 28 de Enero de 2017, para disfrutar de una semana de esquí en el Valle del Zillertal. El hotel está situado en la población de Mayrhofen, pueblo de gran tamaño, con mucha vida, mucho comercio y todos los servicios necesarios para pasar una buena semana de vacaciones en la que no faltará de nada. Al igual que muchas de las estaciones austríacas, el hecho de que la estación se genere a partir del pueblo y no al revés, hace que todo tenga un carácter más auténtico, que los precios sean populares (pues allí vive mucha gente todo el año) y que te encuentres lo que te encontrarías en cualquier pueblo de ese tamaño fuera de la zona turística, con el plus de locales y actividades muy dirigidas a visitantes. HOTEL: el hotel presenta la típica estructura de las edificaciones tirolesas, con sus tejados a dos aguas, un predominio de la madera y unos colores muy vivos en la fachada, que encajan perfectamente en el entorno. Situado a 5 minutos andando de lo que sería el corazón del pueblo, su ubicación al lado de una iglesia y rodeado de hoteles pero no locales de ocio, hace que tengas muy a mano la diversión del apres-ski, pero con el placer de poder disfrutar de un descanso en el que no oirás una mosca. Además, frente a él se encuentra la parada del autobús de la línea A y B, que te llevan al centro del pueblo y a la telecabina de Penken para acceder a las pistas de esquí. En la parte delantera del hotel hay unas plazas de aparcamiento para carga y descarga de equipaje, pero no se puede dejar el coche en ellas. Para guardar el coche, el hotel dispone en su parte de atrás de un parking cubierto GRATUITO, donde dejar el vehículo a resguardo de la nieve. El parking no tiene acceso interior al hotel, pero su salida está en el exterior del comedor. Al entrar en el establecimiento lo primero que llama la atención es el orden, el silencio y la limpieza. Sorprende ver una moqueta tan cuidada, una decoración tan acogedora y cálida. En recepción te encuentras con la seriedad austríaca, pero amable en todo momento. El check-in se hizo muy rápido sin problemas de idioma (hablan inglés perfectamente) y nos asignaron la habitación 101. A pesar de viajar solo dos personas, queríamos nuestra intimidad y habíamos reservado la habitación que llaman "de las 4 camas" porque debían ser como dos habitaciones en una. Todo el suelo del hotel está enmoquetado, pero no da sensación de suciedad ni de descuido, allí estaba todo muy bien puesto. La decoración está realizada en madera básicamente con todos los detalles que puedas esperar del estereotipo tirolés. Junto a la recepción había como una zona de estar, con televisión y decorada con gusto y en el lado opuesto un pequeño bar (en el que no faltaba de nada) y el comedor donde solo se servían desayunos. La cena, si la tenías contratada, se hacía en el hotel de enfrente (Hotel Rose) pero no supuso ningún inconveniente. El hotel dispone de wifi gratuito en TODO el establecimiento, dispone de una zona de sauna y de relax gratuita digna de cualquier hotel de categoría superior y una zona de guadaesquis dividido en 2 estancias, con cuelga botas calefactados. Disponen de venta de forfaits tanto para Mayrhofen como para todo el Valle de Zillertal (Zillertal superski pass) y están dispuestos a ayudarte en todo momento. He de destacar que el hotel tiene como dos zonas diferenciadas. La más antigua que es donde estábamos nosotros y una totalmente reformada de aspecto mucho más moderno. HABITACION: la habitación no defraudó. Si bien no había 4 camas, si no 3, era grande, acogedora y funcional. Al entrar encontrabas a la derecha el baño, muy grande, con plato de ducha, lavabo con gran encimera y gran espejo, e inodoro. Había también secador de pelo y radiador seca toallas. Pasado el w.c, te encontrabas una estancia dividida en dos. la primera con una cama individual, una mesilla, dos sillas, espejo y televisión. Por la distribución de las llaves de la luz se podía adivinar que habían quitado una cama para hacer más espaciosa la habitación. Dividiendo la estancia un tabique con una ventana a la derecha y una puerta a la izquierda, que daba acceso a la otra parte de la habitación, con una cama de matrimonio grande, dos mesillas con cajones, un gran armario, televisión y una terraza, inutilizable en esos días por la nieve que había pero que era de buen tamaño, con vistas al pueblo y a las montañas. Colchones, almohadas...eran comodísimos. No había sábanas, sino que como es típico en la zona lo que tenías era un buen nórdico. La temperatura en la habitación era perfecta, no se oía un sólo ruido ni de día ni de noche y el descanso estaba asegurado. La limpieza diaria era impecable y siempre había algún detalle decorativo con las toallas o las almohadas (que si ahora una flor, que si ahora colocamos edredón y almohadas de determinada manera...) Todo detalle muy cuidado. COMIDAS: estábamos en régimen de media pensión. El desayuno se realiza en el comedor de al lado de recepción. El primer día te asignan una mesa en la que ya hay colocado un cartel con tu número de habitación y esa será tu mesa toda la estancia. El comedor es amplio, muy bien decorado y la atención es fantástica. El café y la leche la trae la camarera y están pendientes de que no se te acabe. El buffet es muy variado y equilibrado: quesos de muchos tipos, embutidos varios, mermeladas normales y bajas en calorías, nutela, fruta fresca, cereales, bacon, huevos revueltos, huevos duros, todo tipo de pan (integral, centeno, semillas, blanco...), infusiones, y siempre algo dulce, pero no el típico croissant o napolitana, sino bizcochos de diferentes tipos. La cena se realiza en el salón del Hotel Rose que está, literalmente, a 1 minuto andando del PostHotel. Al igual que en el desayuno te asignan una mesa y cada día hay un menú diferente, al igual que es diferente el atuendo de las camareras que pasa por el típico vestido de tabernera tirolesa, hasta un sobrio conjunto negro. Los menús empezaban siempre con una sopa diferente cada día, para continuar siempre con un buffet libre de ensaladas. A partir de aquí llegaba la sorpresa: que si un día buffet barbacoa (salchichas, costillas...), que si hoy has de elegir entre dos platos pero tienes un buffet de postres, que si hoy buffet italiano... La verdad, hambre no pasamos, pues cuando había buffet tenías igualmente la sopa, la ensalada y algún otro entrante. Pero el día que tenías en el menú un segundo plato a elegir...había tres entrantes más la sopa y la ensalada. Aquello era pantagruélico. La bebida se pagaba a parte y ahí si que por un litro de agua te cobraban 4,5€. La atención era buenísima, a pesar de que de las 3 camareras que llegamos a conocer tan solo una hablaba inglés. Así que hubieron momentos de risas porque nos costaba entendernos. Creo que no hace falta decir que el hotel nos encantó. Siendo un 3 estrellas, nos ofreció servicio, atención y calidad de estancia de un hotel superior. Lo recomendaría a cualquiera que me preguntara y, sin duda, si en alguna ocasión vuelvo al Valle del Zillertal (un paraíso del esquí y preciosa zona alpina) no dudaré en reservar este hotel.